‘Los pilares de la acción ambiental: restauración, preservación y conservación’, por Luca Brighenti
En un mundo donde la pérdida de biodiversidad y la degradación ambiental avanzan rápidamente, es crucial comprender los distintos enfoques de restauración, preservación y conservación para proteger eficazmente nuestros ecosistemas. A pesar de que estos términos a menudo se usan como sinónimos, cada uno tiene un propósito específico y un rol particular en la acción ecológica. Al alinearse con las normativas globales y los objetivos de conservación, distinguir estos conceptos permite diseñar estrategias informadas, resultando esencial para que las empresas integren soluciones ambientales en sus prácticas de manera efectiva y consciente, generando un impacto positivo real.
Restauración ambiental (restoration)
La restauración busca rehabilitar ecosistemas que han sido degradados o destruidos, intentando devolverlos a su estado original o a un estado semi-natural. Estos ejemplos incluyen la reforestación, la rehabilitación de humedales y la restauración de arrecifes de coral.
Ejemplos clave:
Reforestación: Plantar árboles nativos en áreas deforestadas para restaurar hábitats y secuestrar carbono.
Rehabilitación de humedales: Restaurar pantanos para mejorar la calidad del agua, el control de inundaciones y la biodiversidad.
Cuándo aplicar la restauración:
Tras actividades como la deforestación o la minería, que alteran significativamente los paisajes.
Para revertir daños causados por el desarrollo humano, como revitalizar espacios verdes urbanos.
Preservación
La preservación se centra en mantener los ecosistemas en su estado actual, minimizando la intervención humana para proteger los puntos calientes de biodiversidad y las especies vulnerables.
Ejemplos clave:
Parques Nacionales: Áreas protegidas del desarrollo para permitir que la vida silvestre y las especies vegetales prosperen.
Reservas Marinas: Protección de arrecifes de coral y hábitats marinos contra actividades dañinas como la pesca o el turismo.
Cuándo aplicar la preservación:
En regiones ricas en biodiversidad y cruciales para el equilibrio ecológico global, como las selvas tropicales y los arrecifes de coral.
Cuando las actividades humanas suponen una amenaza inmediata para las especies en peligro.
Conservación
La conservación implica la gestión sostenible y el uso de los recursos naturales, equilibrando la protección ambiental con la actividad humana. Asegura que los recursos estén disponibles para las generaciones futuras.
Ejemplos clave:
Silvicultura sostenible: Recolección de madera mientras se permite que los bosques se regeneren y sustenten la vida silvestre.
Regulaciones pesqueras: Establecimiento de cuotas y restricciones estacionales para permitir la recuperación de las poblaciones de peces.
Cuándo aplicar la conservación:
En regiones donde la dependencia humana de los recursos naturales requiere una gestión sostenible, como en la agricultura.
Para equilibrar el desarrollo humano con la protección de los ecosistemas, así como en prácticas de uso sostenible de la tierra.
Comprender estas distinciones es fundamental para que empresas, gobiernos y organizaciones ambientales puedan implementar el enfoque más efectivo en cada contexto específico. Esto asegura que las estrategias adoptadas sean no sólo adecuadas, sino también capaces de generar un impacto positivo real y duradero en la protección y regeneración de los ecosistemas.
Objetivos globales: la iniciativa 30 por 30
Uno de los objetivos globales más ambiciosos y urgentes es proteger el 30% de la superficie terrestre para 2030. Sin embargo, aunque esta meta es necesaria, no es suficiente para garantizar la conservación total de la biodiversidad. Proteger áreas ya modificadas aporta beneficios limitados; por eso, es fundamental priorizar la preservación de ecosistemas intactos o mínimamente alterados para maximizar el impacto positivo. Al centrarse en estas áreas, se reduce la necesidad de restauraciones futuras, garantizando que la conservación de la biodiversidad se mantenga como objetivo primordial.
Una analogía para la acción: la restauración ambiental se asemeja a intentar capturar gases de efecto invernadero que ya se han emitido, mientras que la preservación es comparable a prevenir su emisión desde el principio. De la misma manera que mantener un estilo de vida saludable es preferible a depender de tratamientos costosos tras hábitos dañinos, preservar la naturaleza intacta es una estrategia más efectiva que depender de restauraciones futuras y costosas. Al proteger la integridad de los ecosistemas ahora, evitamos la complejidad y el alto costo de las restauraciones en el futuro.
Relevancia para la industria publicitaria
En la industria publicitaria, comprender y aplicar los principios de restauración, preservación y conservación es fundamental. La publicidad no solo tiene la capacidad de influir en percepciones y comportamientos, sino también de posicionar a las marcas como referentes en estas prácticas. Las campañas que comunican de manera efectiva los compromisos ambientales de las marcas generan mayor confianza y lealtad en consumidores cada vez más conscientes y comprometidos con el cuidado de la sociedad y el medio ambiente.
Para un profesional del marketing, dominar estos temas permite ser más crítico a la hora de evaluar la autenticidad de posibles colaboraciones con empresas y fundaciones que, cada vez más, buscan alianzas en el sector publicitario. Además, es relevante para los profesionales porque les facilita el desarrollo de estrategias que no solo son éticas y responsables, sino que también generan un impacto tangible y positivo, consolidando la credibilidad y la reputación de las marcas a largo plazo.
Luca Brighenti, fundador de YourEcoPlan OSFL