‘Burnout y fatiga digital (y no solo en la industria AdTech y programática)’, por Patricia Iglesias
Como ya sabemos, AdTech y publicidad programática son sinónimos de exigencia, inmediatez y agilidad. Vivimos en un entorno altamente competitivo.
Las campañas se optimizan en tiempo real, las decisiones se deben tomar en cuestión de segundos y la presión por alcanzar el rendimiento esperado es constante. La velocidad y la precisión son clave, así como la disponibilidad, pero hay un precio oculto que pocos/as se atreven a abordar: el impacto en la salud mental y el bienestar de los equipos.
En nuestro sector se trabaja bajo un nivel de exigencia brutal, con plazos ajustados, con clientes que piden resultados inmediatos y con tecnologías que avanzan más rápido de lo que se pueden aprender. Si, además, añadimos a la mezcla una sociedad de la inmediatez, donde todo ocurre a una velocidad vertiginosa y la recompensa instantánea se ha convertido en la norma, el desafío se vuelve extremo.
En nuestro mundo actual, la presión por la productividad y el rendimiento no dejan espacios para la pausa ni para la reflexión (hay que forzarlos). La gestión emocional sigue siendo una asignatura pendiente, tanto en la educación como en el ámbito laboral, dejando a muchas personas sin herramientas para afrontar el estrés, la incertidumbre y la sobrecarga de información.
Para las nuevas generaciones, que además han crecido en un entorno digital donde el tiempo de respuesta es inmediato y la exposición es constante, esta falta de preparación se traduce en mayores niveles de ansiedad y dificultad para gestionar la presión. Y ya lo estamos notando…
Es preocupante. Nos encontramos en un punto donde la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad para adaptarnos emocionalmente. Así que aparecen las consecuencias… Y esas consecuencias se traducen en estrés, burnout, ansiedad…
El burnout en programática (y a nivel social) no es solo un problema individual; es un reto organizacional que debemos abordar de forma inmediata y preventiva, porque impacta en la productividad, en la fidelización del talento y en la cultura empresarial.
¿Qué problemas aparecen de forma mayoritaria en nuestra industria?
Carga de trabajo extrema: la necesidad de estar siempre “on” en un mundo de optimización en tiempo real genera jornadas laborales asíncronas, desordenadas y agotadoras.
Falta de desconexión digital: las métricas no duermen, los clientes esperan respuestas inmediatas y las campañas requieren ajustes constantes, lo que dificulta el descanso real. Pese a que muchas empresas disponen de protocolos de desconexión, es un área que sigue sin funcionar.
Presión por resultados inmediatos: si seguimos midiendo el éxito a través de números, podemos perder la perspectiva del bienestar humano.
Entorno de cambio constante: nuevas plataformas, regulaciones en privacidad, desaparición de cookies… los equipos de programática deben estar en aprendizaje continuo sin margen para la adaptación.
Y más…
Si bien es cierto que hay personas que toleran la presión o el estrés mejor que otras, esta combinación de factores crea un caldo de cultivo perfecto para el burnout. Y, como empresas, debemos ser conscientes de ello y no ignorarlo.
Pero, ¿cómo identificarlo antes de que sea demasiado tarde?
Lo único positivo es que el burnout no aparece de la noche a la mañana. Es un proceso progresivo que comienza con pequeñas señales que, si no se gestionan a tiempo, pueden derivar en problemas serios. Por si sirve de ayuda, aquí van algunas señales de alerta en los equipos de programática (que se pueden extrapolar al resto de sectores / profesiones):
Fatiga constante: sensación de agotamiento mental y físico, incluso después de un descanso. Es una de las señales de alerta más importantes.
Desmotivación: frustración con el trabajo, pérdida de interés y sensación de que todo es una rueda sin fin.
Irritabilidad y conflictos frecuentes: tensiones en el equipo, falta de paciencia y menor tolerancia a la presión.
Reducción en la productividad: tareas que antes se resolvían rápido comienzan a llevar más tiempo, se cometen más errores y la creatividad se bloquea.
Desconexión emocional: falta de engagement con los proyectos y sensación de estar en modo automático.
Si detectamos alguna de estas señales en nuestros equipos, es hora de pasar a la acción (y estamos hablando de la parte más reactiva) Porque…
…lo importante es la prevención
Nos guste o no, la realidad social es que los niveles de ansiedad y de depresión cada vez aumentan más, y cada vez lo hacen más en franjas de personas muy jóvenes. Es algo que, de forma sistémica, y si tenemos la posibilidad de prevenir, debe ser una prioridad (y una obligación) para todo el mundo.
Dentro de las organizaciones, gestionar el bienestar de los equipos no es un lujo, es una necesidad estratégica. Las empresas que ignoren este problema se enfrentarán a un aumento de la rotación de talento, menor rendimiento y un ambiente laboral tóxico. Por no hablar del absentismo… ¿Es evitable al 100%? NO ¿Es prevenible en un porcentaje medio? SÍ, es posible.
Para evitarlo, es clave implementar estrategias que ayuden a equilibrar la eficiencia con el bienestar. Por ejemplo:
Fomentar la desconexión digital: implementar políticas de descanso real, evitar la cultura del “always on” y respetar los horarios fuera de la jornada laboral. Evidentemente, debe ir alineado con las necesidades reales de la compañía, pero se debe buscar un win-win.
Revisar cargas de trabajo: redistribuir tareas, priorizar lo importante sobre lo urgente y evitar la sobrecarga de ciertos perfiles dentro del equipo.
Promover la flexibilidad: el teletrabajo y los horarios flexibles pueden ser aliados si se gestionan de manera adecuada.
Motivar pausas y espacios de cuidado personal: ya sea a través del ejercicio, de la respiración o meditación, con ayuda de psicólogos/as, y hablando de la salud mental de forma abierta, sin que sea un tabú.
Espacios de seguridad psicológica: crear una cultura donde se pueda hablar del agotamiento sin miedo a ser juzgado es clave para prevenir el burnout.
Optimización de procesos: a veces, la presión no viene del trabajo en sí, sino de procesos ineficientes y burocráticos que generan estrés innecesario. Analizar las dinámicas internas y abrirse a un espacio de mejora continua e innovación, es clave,
Liderazgo empático y humanista: un liderazgo que entiende la importancia del bienestar y actúa para protegerlo hace la diferencia en la cultura de una empresa. Y sí, puede poner límites y alinear las necesidades de la compañía con las de los/as trabajadores/as. Se trata, siempre, de buscar un término medio.
Seamos conscientes, la publicidad programática ha revolucionado la forma en que operamos en el mundo del marketing digital. La inmediatez, la optimización y la tecnología son fundamentales para el éxito en este sector, pero no pueden serlo a costa del bienestar de las personas.
Ignorar el burnout no solo afecta a los equipos, sino también al rendimiento de las empresas. La eficiencia real no se mide solo en el éxito de las campañas, sino en la capacidad de una organización para cuidar y retener su talento.
Porque al final, no se trata de elegir entre tecnología o bienestar. Se trata de aprender a equilibrar ambos para construir una industria programática que sea no solo efectiva, sino también humana.
Por Patricia Iglesias, Chief People & Culture Office de Techsoulogy