‘2025, el año que levantamos el pie del acelerador y aprendimos a esperar’, por Berta Jiménez
Cada vez que se acerca un nuevo año, las listas de predicciones, tendencias y propósitos se reproducen por todos lados. Se habla de nuevas tecnologías, mercados emergentes, y metas personales y globales. En este medio, hemos dado voz a profesionales del sector que tratan de prever cuáles serán los próximos pasos en marketing digital, redes sociales, televisión conectada (CTV), Retail Media o privacidad, entre otros muchos temas, augurando un crecimiento en ciertos ámbitos, nuevas tecnologías que pondrán patas arriba nuestra forma de trabajar o cambios trascendentales.
Pero, ¿qué pasaría si decidiéramos mirar hacia el 2025 no pensando en lo que haremos o tendremos, sino en cómo seremos? Vivimos en una época dominada por la inmediatez. En un clic compramos, aprendemos, conversamos. La industria publicitaria, como otras, va rápido y cambia constantemente; si te despistas, te quedas fuera, porque tu alrededor ya no es el que era hace un minuto. Pero 2025 podría ser el año en que el mundo (obligado o por elección) redescubra el arte de parar y esperar. O eso quiero pensar. Porque parar, más que un acto pasivo, es una puerta a un espacio activo de transformación, que puede dar origen a las ideas más brillantes.
En la pausa muchas veces surgen preguntas esenciales: ¿qué queremos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Preguntas que se pueden aplicar tanto al ámbito personal como al profesional.
Como industria, el año 2025 nos enfrentará, más que nunca, a la necesidad de esperar. La inteligencia artificial promete redibujar el panorama publicitario, pero no lo hará de la noche a la mañana. La lucha contra el cambio climático nos exige esfuerzos cuyos frutos no veremos en años (con suerte) o décadas.
Esperar también será clave en lo individual. Quizá la próxima gran idea o el próximo reto laboral no lleguen este enero ni en julio, sino en un momento inesperado, cuando estemos listos. Si aprendemos a esperar bien, dejamos de obsesionarnos con la línea de meta y empezamos a habitar el camino.
2025 puede ser el año en que aprendamos que acelerar no siempre es la respuesta. En un sector de deadlines, prisas y competencia feroz, donde todo es “para ya”, el año que entra podría ser el año en que rescatemos el pensamiento crítico, la conversación pausada, la reflexión, el arte de hacer algo sin que necesariamente “rinda frutos inmediatos”.
En lugar de una lista de predicciones, mi propuesta para este final de año es hacer una lista de preguntas. ¿Hacia dónde vamos cómo industria? ¿Qué nos gustaría que ocurriera (y no qué es lo que probablemente va a ocurrir)? ¿Qué podemos mejorar y aprender en los próximos meses? ¿Qué pasa si levantamos el pie del acelerador y miramos más a largo plazo?
El futuro llega para quienes saben esperarlo, pero también para quienes lo crean desde la quietud. En 2025, quizá no logremos todo lo que soñamos y seguramente continúen ahí los desafíos actuales del sector, tales como el equilibrio entre privacidad e identificación de usuarios, la medición unificada, la retención de la atención o los límites creativos, por poner algunos ejemplos. Pero si aprendemos a esperar y nos marcamos unos propósitos, quizá descubramos que la pausa no es un vacío, sino un espacio lleno de vida.
Berta Jiménez, Senior Content Manager de PROGRAMMATIC SPAIN