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¿Qué papel juega la publicidad en la sociedad de consumo y ante la emergencia climática?

El consumo masivo actual está provocando la merma de recursos a nivel mundial, que está llevando inevitablemente al colapso climático y ecológico. Como apuntan los datos aportados por Victoria Harvey y, Victoria Hurth, expertas en la medición de la huella de carbono del sector publicitario, en un artículo de Illuminem, actualmente extraemos de la Tierra 90.000 millones de toneladas de biomasa, energía fósil, metales y minerales al año, una cifra que se ha triplicado en las últimas décadas. 

“¿Por qué consumimos a tal ritmo? Una de las razones es la eficacia de la publicidad a la que todos estamos sometidos en nuestra vida cotidiana”, explican, añadiendo que su efecto general no es sólo hacer atractivos los productos, sino también normalizar el consumo de masas. “Desde que comenzó la publicidad moderna a finales del siglo XX, ha sido un motor eficaz para que todos compremos más cosas”, apuntan.

Tras poner algunos ejemplos de productos que solemos ver en los anuncios de televisión o de internet, señalan que sus mensajes “ayudan a crear una cultura de consumo que nos está llevando a todos a destrozar el clima y los ecosistemas, así como nuestro sentido de cohesión social y salud mental”.

“Así, cuando empezamos a hablar de la quiebra de nuestros sistemas medioambientales y sociales y seguimos intentando justificar la adquisición material, chocamos contra un muro. Los mensajes sobre el consumo indiscriminado y el crecimiento perpetuo no pueden ser congruentes con los mensajes sobre el inminente desastre climático o ecológico. Simplemente no cuadra”, apostillan Hurth y Harvey. En este sentido, insisten en que el 10% de la población más rica del Norte genera más emisiones que el 50% más pobre de la población mundial. “Estamos consumiendo hasta la destrucción y arrastrando a todos los demás”, explican. 

Pero, ¿cuál es exactamente la huella de carbono de la publicidad?

Para resolver esta cuestión, apuntan a los estudios actuales del sector, que muestran que las emisiones de la publicidad son responsables de alrededor de un tercio de la huella de carbono de un individuo en el Reino Unido. Otras investigaciones fijan esta cantidad en el 50%. 

El reciente informe de síntesis del IPCC de marzo de este año se centraba en el poder de medios como la publicidad, como señalan en el artículo de Illuminem: "Existen muchas opciones para reducir el consumo intensivo de emisiones, incluso mediante cambios en el comportamiento y el estilo de vida. La clave aquí es consumo intensivo en emisiones, es decir, reducir cosas como los vuelos, la moda rápida y el consumo de carne, tres motores clave del cambio climático y la pérdida de biodiversidad”. 

“Dada la gravedad de la crisis climática, ¿cómo puede el sector publicitario seguir utilizando su influencia para aumentar el consumo, cuando lo que hay que hacer es justo lo contrario?”, se preguntan.

A su juicio, necesitamos la publicidad como parte del rico abanico de herramientas de marketing “para ayudar a la gente a pasar del consumo excesivo indiscriminado y la cultura del usar y tirar a comprar lo que mejora nuestras vidas y durará mucho más”. “Tenemos que entender que los bienes deben fabricarse para durar y los productos deben hacerse circulares, además de librarse de la obsolescencia programada. Tenemos que plantearnos seriamente si debemos dedicar nuestro talento y energía a vender jets privados y todoterrenos en lugar de turbinas eólicas y paneles solares. Hay un camino a seguir para promover las cosas que realmente sustentan una buena vida y deshacerse de lo que no lo hace”, sentencian.

Publicidad de combustibles fósiles

Otro problema que está sobre la mesa hoy en día es la publicidad de las empresas de combustibles fósiles. El 75% de las emisiones globales proceden de la quema de combustibles fósiles y se calcula que el 75% de las agencias de publicidad del Reino Unido tienen al menos un cliente de combustibles fósiles en su cartera. En la actualidad, el sector publicitario está financiado, en cierta medida, por clientes de combustibles fósiles, según afirman estas expertas.

Sin embargo, ya hay entidades y administraciones que están poniendo trabas a la publicidad en este tipo de negocios. El gobierno francés, por ejemplo, ha prohibido la publicidad de combustibles fósiles después de que una asamblea ciudadana de 150 personas lo exigiera. Ámsterdam sigue el ejemplo, pero además añade la prohibición de la publicidad de la aviación. Sydney también ha prohibido la publicidad de combustibles fósiles en su ciudad tras una carta abierta de 200 profesionales de la salud en la que exponían los devastadores problemas que genera la quema de combustibles fósiles. Muchos grupos están haciendo campaña para eliminar la publicidad en vallas publicitarias de sus ciudades. 

“Es hora de que esto se acabe y de que todos nos pronunciemos alto y claro al respecto. La transición no es suficiente. Necesitamos una transformación, y para ello es necesario llegar a un punto crítico. Tenemos que dejar de engañarnos pensando que una transición gradual es suficiente. Tenemos que dejar TODOS los combustibles fósiles restantes en el suelo, incluso si vamos a mantenernos en 2 grados de calentamiento. Y tenemos que dejar de publicitar los productos de las empresas de combustibles fósiles”, señalan en el artículo.

En cuanto al sector de la publicidad, se muestran contundentes afirmando que puede cambiar e impulsar el cambio desde dentro, utilizando su creatividad para modificar la narrativa y educar al sector en una nueva versión del éxito. 

Fuente: Illuminem