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Según un informe de Experian, la mitad de las empresas tiene dificultades para gestionar el fraude digital durante la pandemia

  • Sim-swapping, phishing y el robo de cuentas corrientes contribuyen a un rápido aumento del fraude oportunista a medida que los consumidores cambian sus hábitos por Internet

  • El 25% de los responsables de fraude destaca que la inversión en dispositivos inteligentes, verificación de correo electrónico, IA, aprendizaje automático y mayor automatización es crucial para gestionar y detener ataques fraudulentos


Madrid, 23 de marzo de 2021.- Más de la mitad (51%) de las empresas en Europa, Oriente Medio y África (EMEA) afirman que no son capaces de hacer frente a las nuevas amenazas de fraude, según revela un nuevo estudio. El Informe de Fraude EMEA de Experian, compañía tecnológica especializada en datos, software de decisión y analítica avanzada, constata que más de un tercio de las compañías (38%) no cree que pueda afrontar con éxito el fraude en todos sus canales, y el 42% cree que sus recursos para la prevención del fraude son insuficientes actualmente. Sin embargo, casi nueve de cada diez (89%) considera que la gestión del fraude es una prioridad dentro de su empresa, lo que pone de manifiesto una preocupación real dentro de las empresas por abordar de forma rápida y efectiva las problemáticas relacionadas con el fraude.  

Según el informe, a los importantes retos sociales, personales y económicos derivados de la pandemia, hay que sumar un aumento de las alertas y frecuencia de los ataques, así como un incremento en las tasas de fraude residual. Los datos apuntan a un aumento específico en tres tipos de fraude: el sim-swapping, un fraude mediante el cual los ciberdelincuentes roban la identidad de los usuarios a través del secuestro del número de teléfono al obtener un duplicado de la tarjeta SIM; el phishing, un tipo de fraude en el que los ciberatacantes engañan a los usuarios para que compartan información confidencial como datos, contraseñas o números de tarjetas de crédito, y el robo de cuentas. Una de cada tres empresas declaró que el volumen de fraude al que se enfrentan ha aumentado más rápido que el número de empleados.

Algo menos de la mitad (un 49%) de los responsables en la gestión del fraude y el riesgo en las empresas considera imprescindible garantizar un enfoque equilibrado en su estrategia de prevención, y solo uno de cada cinco considera crucial la inversión en inteligencia de dispositivos, verificación de correo electrónico, IA, aprendizaje automático o en una mayor automatización, de cara a gestionar y detener de forma efectiva los ataques fraudulentos.

Como dato positivo, del informe se extrae que los departamentos responsables de esta área tienen como aspiraciones clave para combatir el fraude, por un lado, la mejora de la prevención (en el 62% de los casos) y, por otro, la integración del aprendizaje automático en la optimización de modelos (en el 48% de los casos). También hay una clara determinación de aumentar los conocimientos y el perfil de la actividad en prevención del fraude en casi la mitad (47,8%) de las empresas encuestadas. La preocupación en torno al trabajo aislado de los diferentes departamentos también es evidente. En este sentido, más de uno de cada cuatro equipos (28%) desea aumentar las interacciones con otros departamentos, incluidos los de TI, compliance y marketing.

Frédéric Dubot, Senior Consultant especializado en fraude e identidad en Experian, afirma: “Aunque los delincuentes se han adaptado rápidamente a la pandemia, este informe de fraude muestra cómo todavía existen importantes lagunas en la capacidad de muchas empresas a la hora de identificar y responder a las amenazas. A pesar de ello, se reconoce la necesaria prioridad que ha de otorgarse a la gestión del fraude, y muchas compañías ya están identificado los beneficios de romper barreras y crear estrategias de machine learning para ello”. 

La lucha eficaz contra el fraude seguirá siendo un delicado equilibrio entre una buena experiencia de cliente y la protección del negocio. Al tener acceso al conocimiento y al compartirlo a lo largo de toda la organización, las empresas pueden reaccionar de forma más inteligente a la hora de enfrentarse a las amenazas, existentes y nuevas, de manera más dinámica y eficaz”.