Vaya por delante que este artículo de opinión intenta reflejar mi punto de vista personal de lo que vivimos el pasado martes y como todo esto me hace sentir como un niño que está descubriendo de nuevo “un nuevo mundo“, o como me decía ayer por LinkedIn un gran profesional de la IA e ingeniero de ciencias computacionales Pedro Mújica, “Xavi me siento como un niño que acaba de comenzar en la primaria y le queda todo por aprender. Es sobrecogedor y fascinante a la vez.”

La sensación es la misma que hace 33 años, cuando empezó internet y los que tuvimos la suerte de estar allí descubríamos cada día una cosa nueva que nos fascinaba, una sensación que se define con términos como dice Pedro de alucinar, incredulidad, fascinación, perplejidad y respeto sobre todo profundo respeto a la nueva revolución o disrupción que nos viene encima.

He querido titular este articulo con una frase que dijo Sundar Pichai, CEO de Alphabet allá por 2018 “A.I. is probably the most important thing humanity has ever worked on. I think of it as something more profound than electricity or fire“  porque para mí refleja exactamente lo que estamos viviendo.

Empecemos por el principio. Los actores

Es la primera vez desde hace muchísimos años que vemos a Google ir por detrás (o esa es la sensación) en el ámbito de la tecnología. Es sabido que Google posee una o varias de las IA más grandes y potentes del mundo; llevamos años alimentándola y entrenándola con nuestros hábitos de consumo, preferencias y gustos, a través de nuestras búsquedas, clics, visualizaciones y validaciones de los captchas, pero esa IA la han usado para mejorar su negocio, mayoritariamente publicitario. 

Ha tenido que ser una pequeña empresa OpenAi, co-fundada por un señor “poco conocido” admirado y odiado por igual, el señor Elon Musk y otros socios, entre los que destaca la cabeza visible a día de hoy Sam Altman, quien ha puesto el mercado patas arriba. 

Empresa fundada en 2015, no fue hasta 2019 cuando Microsoft invirtió 1 billón de dólares de inicio, ahhh qué gran visión de Satya Nadella (CEO de Microsoft y su equipo). Y aquí aparece el tercero en discordia, el gigante al que le decían que andaba “dormido”, nada más lejos de la realidad. Microsoft ha sabido jugar muy bien sus cartas, y en el patio trasero ha hecho lo que sabe hacer muy bien Google, construir y desarrollar soluciones que ahora nos va mostrando (mientras escribo este artículo, Microsoft acaba de anunciar Office 365 Copilot Integración de GPT 4 en su paquete ofimático), otro golpe en la mesa.

El Prólogo. El Santo grial y un poquito de historia 

Trama. La carrera hacia el control y posicionamiento de la nueva revolución industrial. 

Son muchas las empresas de nuestro día a día que usan algoritmos de IA para facilitarnos la vida, desde cacharros conectados (IoT) como robots de cocina, cafeteras, robots de limpieza y un largo, etc…., hasta plataformas de video como Netflix ( el valor más grande que tiene Netflix es su IA, motor de recomendación que funciona y aprende de nuestros gustos ), pasando por los superalgoritmos de IA de TIKTOK, que son capaces de en segundos cambiar el tipo de contenido que consumimos en su red social. En definitiva, vivimos inmersos en IA. 

Ha tenido que ser a finales de 2022 cuando aparece en conocimiento de nuestras vidas una empresa llamada OpenAI que ha sacado una plataforma llamada ChatGPT que nos permite interactuar a modo conversacional como un chatbot y nos da respuesta a todo lo que le preguntamos de una manera certera y muy natural, que ¡alucine!

Y partir de aquí ya es historia moderna. 

Google se queda completamente des posicionada y su CEO Sundar Pichai levanta una red flag interno, para alertar a la compañía que algo estaba sucediendo. Su reacción inmediata es lanzar su IA llamada Bard, con la mala suerte de cometer un error en la demo (las prisas son malas consejeras) y caer su valoración de bolsa estrepitosamente. 

Meta, intenta virar sus esfuerzos del metaverso hacia la IA y volver a reactivar una de las IA más potentes (LlaMA). (Recordar que Meta tuvo que desconectar una IA porque empezó a desarrollar su propio idioma y. comunicarse con otros chatbots). 

Apple convoca una reunión de urgencia interna para hablar sobre Siri y ChatGPT. 

Microsoft va a su rollo y se desmarca invirtiendo 10B de dólares, convirtiéndose en uno de los principales inversores de OpenAI.

Después de estos meses todo volvió a sus cauces y se calmaron las aguas, hasta esta semana, que ha sido el no va más.

De todos era conocido que GPT 4, el nuevo super modelo de lenguaje de OpenAI estaba cerca de un lanzamiento inminente, pero fue Google, ahora si quien se avanzó con la presentación de Google AI for Workspace, de PaLM y Vertex AI. 

Ahhh, pero les duro poco la alegría, a las dos horas fue OpenAI quien a través de su página web anunciaba la salida de GPT 4 y Microsoft actualizaba Bing y dejaba libre Bing Chat, que casualmente llevaba ya incorporado GPT 4 (esos billones invertidos tienen que servir de algo).

Pero esto no termina aquí, ayer Midjourney, empresa de IA Generativa de imágenes, presento su nuevo modelo en su versión 5, donde se pueden lograr imágenes fotorrealistas a través de prompts,

Y hoy, para mí Microsoft  ha asestado un golpe muy duro a la industria presentado Office 365 Copilot , lo que todos esperábamos ansiosamente, y es la integración de GPT 4 en el paquete de Office 365. 

WHAT A WEEK LADIES AND GENTLEMEN

Conclusión y reflexión. ¿¿A dónde vamos?? La pregunta del millón de dólares 

Solo de leerlo me canso, esto va a una velocidad endiablada y los que somos más “viejuners” y hemos podido ver el nacimiento de Internet, su evolución y ahora esta disrupción no hemos visto nada igual. 

El futuro de la IA es incierto pero emocionante. A medida que las tecnologías de inteligencia artificial continúan evolucionando y mejorando, es probable que veamos cambios aún más significativos en nuestras vidas cotidianas. La IA tiene el potencial de transformar la manera en que trabajamos, nos comunicamos y resolvemos problemas, pero también plantea desafíos éticos y de privacidad que deben abordarse con cuidado y responsabilidad.

En los próximos años, es probable que veamos una expansión aún mayor de la IA en áreas como la medicina, el transporte y la energía, donde las soluciones basadas en inteligencia artificial pueden mejorar la eficiencia y reducir los errores humanos. Al mismo tiempo, es fundamental garantizar que los avances en la IA se utilicen de manera responsable y equitativa, y que las preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos se aborden de manera adecuada.

También es esencial que la educación y la formación sigan evolucionando para mantenerse al día con las rápidas transformaciones que la IA está provocando en el mundo laboral. La adopción generalizada de la inteligencia artificial en el ámbito laboral probablemente requerirá nuevas habilidades y competencias por parte de los trabajadores, y las instituciones educativas y de formación deben estar preparadas para proporcionar las herramientas necesarias para abordar estos cambios.

La regulación también desempeñará un papel importante en el futuro de la inteligencia artificial. A medida que las empresas y los gobiernos adoptan cada vez más soluciones basadas en IA, será necesario un marco regulatorio sólido para garantizar que la tecnología se utilice de manera responsable y ética. Esto incluye la creación de leyes y directrices que aborden temas como la privacidad de los datos, la discriminación algorítmica y la responsabilidad en caso de errores o problemas causados por la IA.

En última instancia, el futuro de la inteligencia artificial es un camino lleno de oportunidades y desafíos. A medida que la tecnología continúa avanzando a un ritmo vertiginoso, es fundamental que sigamos adaptándonos y abordando las preocupaciones éticas y prácticas que puedan surgir. Al hacerlo, podremos aprovechar al máximo el potencial transformador de la IA y garantizar un futuro más brillante y equitativo para todos.

¿Yo me siento como un niño que ve por primera vez trucos de magia e ilusionismo, como te sientes tú?

Xavi Garrido