Cómo pueden afrontar los anunciantes el problema de los derechos de autor de la IA generativa
Las marcas y las agencias saben que no deben utilizar obras protegidas por derechos de autor en sus campañas sin permiso (o deberían). Pero, ¿qué ocurre con los contenidos creados con herramientas de IA generativa que se pueden entrenar con obras protegidas por derechos de autor sin el consentimiento de sus propietarios?
¿Hasta qué punto la ley de derechos de autor se aplica a las herramientas de IA generativa? Empresas como OpenAI, Google y Microsoft afirman que se trata de un uso legítimo, mientras que otras como News Media Alliance, IAC y The New York Times sostienen que no.
La Oficina de Derechos de Autor de EE.UU. está estudiando la cuestión, pero mientras tanto, esta ambigüedad es motivo de preocupación entre los profesionales del marketing, que podrían estar mejor desplegando tácticas para aislarse de cualquier posible reclamación de derechos de autor.
La tensión entre los creadores de contenido y las empresas tecnológicas se incrementa por el uso de las inteligencias artificiales generativas, que pueden aprender y generar respuestas a partir del análisis de grandes cantidades de datos y documentos en internet. Un ejemplo de estas inteligencias artificiales es el famoso robot conversacional ChatGPT, desarrollado por OpenAI.
Varios creadores de contenido han presentado demandas contra OpenAI y Meta, la empresa matriz de Facebook, por utilizar sus obras protegidas con derechos de autor para entrenar a sus inteligencias artificiales generativas sin su permiso. Entre ellos se encuentran la actriz y comediante estadounidense Sarah Silverman y los escritores Paul Tremblay y Mona Awad, que se refieren a ChatGPT y a LLaMA, respectivamente. LLaMA es un modelo de lenguaje lanzado por Meta a principios de año para fines académicos e investigadores.
Google también ha sido demandado en EE UU por una acción colectiva que le acusa de haber estado “robando en secreto todo lo creado y compartido en internet por cientos de millones de estadounidenses” para entrenar a sus productos de inteligencia artificial, como su chatbot Bard, que se estrenó en España la semana pasada. La demanda solicita medidas cautelares que impidan a Google el acceso comercial y el desarrollo comercial de sus herramientas de inteligencia artificial generativas, así como una indemnización económica. Según la demanda, Google ha violado la privacidad y los derechos de autor.
En España, la Asociación de Medios de Información (AMI) también ha criticado a Google por el uso de su inteligencia artificial para “vampirizar” los contenidos de los medios españoles sin citar sus fuentes de información. La patronal de la prensa ha denunciado que la compañía hace un uso masivo de los contenidos de los medios españoles.
Además, Getty Images, la conocida agencia de fotografía, demandó en el Alto Tribunal de Justicia de Londres a Stability AI, la empresa detrás de la inteligencia artificial generativa Stable Diffusion, por utilizar millones de imágenes protegidas sin su permiso para entrenar a su inteligencia artificial.
Paloma Llaneza, abogada especialista en el ámbito tecnológico, aseguraba a Cinco Días que “ya se han producido varias demandas en este sentido y no serán las únicas que se presenten, pues así como la privacidad en la UE es un valor esencial, en EE UU la protección de la propiedad intelectual es una cuestión de estado. Los creadores y los titulares de derechos de propiedad intelectual tienen lobbys poderosos y abogados especializados, con lo que esto es solo el principio de una batalla legal que acabará el algún género de regulación”.
El problema de los derechos de autor en el contexto de la inteligencia artificial generativa (IA) plantea desafíos únicos, ya que la autoría de las obras generadas por la IA no es directamente atribuible a un ser humano específico. Aquí hay algunas consideraciones y enfoques que los anunciantes pueden adoptar para abordar este problema:
Colaboración con profesionales: Los anunciantes pueden trabajar en colaboración con expertos para desarrollar contenido creativo basado en la salida de la IA. En este caso, los derechos de autor pueden atribuirse claramente al creador humano, quien puede tener un papel significativo en la dirección creativa y en la interpretación de los resultados generados por la IA.
Establecimiento de acuerdos contractuales: Al utilizar la IA generativa, los anunciantes pueden establecer acuerdos contractuales claros con los desarrolladores de la tecnología o con terceros que brinden servicios relacionados. Estos acuerdos pueden abordar la titularidad de los derechos de autor y establecer las condiciones bajo las cuales se pueden utilizar y distribuir las obras generadas.
Uso de contenido de dominio público o con licencia abierta: Algunos anunciantes pueden optar por utilizar material generado por IA que se base en datos de dominio público o que esté disponible bajo licencias abiertas. Esto puede reducir la incertidumbre asociada con los derechos de autor, aunque es importante verificar las condiciones específicas de cada recurso.
Revisión y ajuste humano: Incluir una fase de revisión y ajuste humano en el proceso creativo puede ayudar a personalizar y perfeccionar el contenido generado por la IA. Esta participación humana puede fortalecer la posición del anunciante al reclamar ciertos derechos de autor sobre la obra final.
Seguimiento y cumplimiento de regulaciones: Los anunciantes deben estar al tanto de las regulaciones y legislaciones relacionadas con los derechos de autor en su jurisdicción y adaptar sus prácticas en consecuencia. Algunas leyes pueden requerir la atribución clara de la autoría, lo que puede influir en cómo se manejan los derechos de autor en el contexto de la IA generativa.
Desarrollo de políticas: Los anunciantes pueden participar en el desarrollo de políticas y normativas relacionadas con la propiedad intelectual y la IA. Contribuir a la creación de marcos legales claros y actualizados puede beneficiar tanto a la industria publicitaria como a la comunidad en general.
Es esencial que los anunciantes busquen asesoramiento legal especializado para abordar adecuadamente los aspectos legales y éticos asociados con el uso de la IA generativa en el contexto de los derechos de autor. La situación legal puede variar según la ubicación geográfica y debe considerarse caso por caso.
Fuente: Digiday y Cinco Días