'El alma de las marcas, una conexión entre la emoción y la razón', por Javier Vidal (Manifiesto)
Marcus Collins, uno de los grandes estrategas mundiales, ha escrito varios libros y artículos sobre las conexiones y las percepciones humanas, comportamientos, marcas, estrategia… En uno de sus libros leía una frase que decía: “Cada marca es un narrador con una historia que contar”. Esta frase me dejó marcado y ahora cada vez que comienzo un proyecto, una campaña, una estrategia, la tengo siempre en mente.
Imaginemos un viaje, no sólo de productos, sino de emociones que resuenan en el corazón del consumidor. Imaginemos esta marca no como un mero vendedor de productos o servicios, sino un pilar en la vida de la gente. Dónde tras mucha investigación, descubrimos que la verdadera magia reside en las historias de sus clientes, recuerdos entrelazados y experiencias que se transmiten de generación en generación. Los insights se convierten en las estrellas de esta estrategia, dándonos un terreno muy fértil donde la marca es mucho más que sus características físicas, es una extensión de las vidas de la gente.
Imaginemos ahora esa campaña que destila un aroma nostálgico a través de la emoción, pero que solidifica la conexión a través de un contrapunto lógico. Datos y hechos que respaldan la calidad y la innovación de la marca. Ya que no se trata solo de tocar el corazón, sino también de convencer a la mente. Esta sinergia de creatividad y estrategia (apoyada en datos y estudios relevantes); de emoción y razón crea una conexión única. Una campaña publicitaria que penetra en nuestra audiencia y permite cambiar percepciones y comportamientos del consumidor.
Desde Manifiesto, nos embarcamos en una odisea para descubrir el alma de las marcas, tejiendo una conexión emotiva que va más allá de lo racional. La estrategia es nuestro faro guía; es el proceso de descubrimiento, donde desenterramos los insights más profundos que dan forma a la personalidad de nuestros clientes. Nos sumergimos en la historia de la marca, en sus éxitos y desafíos, para comprender su esencia única. En conclusión, la publicidad efectiva es una danza entre las emociones y la razón. Es la habilidad de contar historias que resuenan en el corazón mientras se respalda con argumentos lógicos sólidos. En este delicado equilibrio, una marca se eleva más allá de ser simplemente un producto para convertirse en una parte integral de la vida de los consumidores, una conexión que perdura a través del tiempo y las tendencias.
Javier Vidal, Strategic Planner Director Madrid de Manifiesto