Consentimientos con sentimiento. Episodio 7
Los usuarios hemos tenido que asumir que consentir cookies es el modelo necesario para poder disfrutar de los servicios y contenidos a los que queremos acceder digitalmente. Nadie las lee pero hemos consensuado que es el peaje.
Gracias al Reglamento General de Protección de Datos tenemos ya la posibilidad de rechazar cookies y poder seguir navegando. Gran mejora. Pero no todos los gestores de consentimiento son lo suficientemente claros como para ejercer una rápida selección de lo que queremos y no queremos dejar que sepan acerca de nosotros.
El espíritu en muchos de ellos es la ley del mínimo esfuerzo y muy pocos nos permiten gestionar de forma cómoda a qué damos consentimiento. La sensación es que se busca, en general, poder propagar permisos por la red con el fin de que puedan ser usados en operaciones programáticas mientras cubren la legalidad vigente. Lo triste es que no existe interés real en conversar con los usuarios.
Para qué contárnoslo bien y así asustarnos cuando veamos todo lo que estamos aceptando que nos puedan trackear ?? No hay por donde cogerlo si aplicamos sentido común.
Afortunadamente, existe la opción de crear una relación real con los usuarios y clientes, solicitando un consentimiento explícito,,, con sentimiento. El modelo Zero Party Data permite que la toma de conciencia y la transparencia conviertan la aceptación de cookies en un ejercicio de colaboración.
Los ratios actuales de aceptación están basados en comunicación confusa o farragosa. De hecho, estudios oficiales del pasado año indicaban que los porcentajes de sites cumpliendo las directrices y aplicando claridad eran inferiores al 15%. Y los sites con formatos ambiguos y tendentes a buscar conversión a toda costa eran casi 2 de cada 3. Personalmente, me lleva a pensar que nos ajustamos a cumplir la ley pero no abrazamos la filosofía que se esconde detrás de ella.
Si se prima el impacto publicitario muy por encima de la relación con las propias marcas es pan para hoy y hambre para mañana. Los consentimientos no son solo un elemento asociado a las obligaciones de los “publishers” si no también a la de los anunciantes. Todo el ecosistema es más sano si el contrato se basa en la confianza. Nada de esto aparece en el modelo actual salvando honrosas excepciones.
El modelo publicitario se ha construido tal como siempre digo para el pueblo pero sin el pueblo. Ahora disponemos de una oportunidad única para invitar a nuestros usuarios y clientes a la fiesta. Y aceptar que ellos tienen la misma capacidad de decisión.
Si no somos capaces de cambiar nuestra mentalidad seguiremos hiriendo sentimientos. Contemos sin tapujos que necesitamos determinados datos para que nos permitan ofrecer un producto de máxima calidad… y si no es ese el caso, aceptemos que se nos acaba el juego y a otra cosa.
No hard feelings!!