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Las grandes tecnológicas se enfrentan al problema del "falso trabajo", que puede conllevar despidos

A medida que las empresas tecnológicas han ido despidiendo a miles de empleados este año, ha surgido un nuevo término, “falso trabajo”, que describe aquellos puestos en los que los trabajadores no tienen tareas o proyectos asignados pero están contratados por una empresa para ocupar un cargo. Como apunta un artículo de Business Insider, los despidos son “necesarios e incluso prudentes”, porque miles de trabajadores de grandes empresas tecnológicas como Google y Meta “están sentados tratando de parecer ocupados mientras hacen muy poco trabajo productivo”.

En este sentido, Keith Rabois, un famoso inversor en tecnología, dijo en marzo en un acto organizado por el banco de inversión Evercore que estos trabajadores “no tienen nada que hacer, todo es trabajo falso”. “¿Qué hace realmente esta gente? Van a reuniones”, expuso.

Algunos trabajadores tecnológicos parecen confirmar las afirmaciones de Rabois en las redes sociales, compartiendo historias de cómo las grandes empresas tecnológicas les pagan por hacer muy poco. En un vídeo viral de TikTok, Brit Levy, ex analista de políticas de diversidad, equidad e inclusión de Meta, dijo que tuvo que "básicamente luchar para encontrar trabajo".

Pero, según las conversaciones mantenidas por el medio Business Insider con más de 30 personas relacionadas con el sector tecnológico, la idea de que los empleados perezosos cobran grandes sueldos por hacer poco es un error. “A menudo, los empleados hacen mucho trabajo, sólo que los proyectos tienen poca o ninguna importancia para los resultados de la empresa”, argumentan desde el citado medio.

“Solo hay un culpable real de la cultura del ‘falso trabajo': es la gestión perezosa", afirma Scott Latham, profesor de gestión estratégica de la Universidad de Massachusetts Lowell, que trabajó en el sector tecnológico durante el boom de Internet.

¿Qué significa “falso trabajo”?

“Falso trabajo”, como lo definen los consultores Brent Peterson y Gaylan Nielson en su libro homónimo de 2009, es "esfuerzo bajo la ilusión de valor". Las reuniones, informes y presentaciones sin sentido están implícitas en el término. En el sector tecnológico, en concreto, el concepto "‘falso trabajo" se utiliza para evocar la imagen de ejecutivos que "descansan y adquieren derechos": empleados con muchos años de antigüedad y muy bien pagados que trabajan muy poco mientras esperan un lucrativo sueldo de las acciones de su empresa.

Rich Moran, autor de varios libros sobre el lugar de trabajo, prefiere llamarlo "falsa sensación de actividad" y afirma que está "más extendido" entre las empresas tecnológicas. "El sector tecnológico está más dispuesto a probar cosas diferentes. Y por eso te asignan un proyecto que sabes que puede no ir a ninguna parte".

La última versión del “falso trabajo” surgió como parte del auge y caída de la industria tecnológica impulsada por la pandemia del Covid-19. El teletrabajo (trabajar desde casa) y la limitación de ocio hicieron que Amazon, Google, Meta, Shopify y muchos otros gigantes vieran una explosión de la demanda de sus productos.

Asumiendo que el cambio de los consumidores era un presagio de una nueva normalidad de compras, socialización y trabajo online, estas empresas contrataron a miles de trabajadores, pero no pensaron muy bien “dónde colocarlos o cuál sería su función”, según apunta el citado medio y como afirma Rich Moran. “Creo que COVID fue un acelerador del falso trabajo porque muchas de estas empresas tecnológicas contrataron. Luego no sabían qué hacer con muchos de ellos”, dice el experto.

Aumento de plantilla

El repentino aumento de plantilla fue “desestabilizador”, como cuentan los profesionales del sector, aunque los verdaderos problemas empezaron cuando el negocio empezó a ralentizarse. “Más que una reorientación permanente, muchos de los comportamientos adoptados resultaron ser modificaciones a corto plazo. Y cuando la economía se volvió contra la industria tecnológica, las empresas se apresuraron a pensar qué hacer con todos los empleados que ya no necesitaban. Fue entonces cuando se empezó a hablar de ‘falso trabajo', a señalar con el dedo y a despedir sin contemplaciones”, señala el artículo.

"No había ningún tipo de orientación", dice un ex trabajador de Meta sobre sus dos meses en la empresa, cuando esperaba que le asignaran un equipo como científico de datos principiante. Otro ex empleado de Meta dijo que había tantos trabajadores en su departamento cuando se incorporó en 2022 que, en múltiples ocasiones, terminaba un proyecto y, acto seguido, se enteraba de que hasta otras cuatro personas habían recibido la misma tarea por separado.

A algunas personas se les asignaban muchas tareas, pero al final no servían para nada. La ex directora de programas de Google dijo que la gente trabajaba duro, pero que lo que se consideraba trabajo había cambiado. "Nos asignaron muchas tareas que no eran más que una pérdida de tiempo", afirmó.

Para Moran, no obstante, “hay muy poca gente sentada sin hacer nada". "Creo que la gente es muy hábil para ocupar su tiempo. Si eso ayuda o no a la organización es otra cuestión", manifiesta.

Crear un imperio

Aunque la pandemia puso el tema sobre la mesa, los distintos tipos de “falso trabajo” llevan años creciendo dentro de las empresas tecnológicas. Muchas de estas cuestiones se reducen a un problema fundamental: los directivos que se ven recompensados por contratar en exceso.

"A menudo no se mide a las personas por su contribución, sino por su número", explica Moran. "Cuanto más grande es tu equipo, cuanta más gente cualificada tienes en tu equipo, más peso tienes en la empresa", dijo un antiguo empleado de Amazon. "Es lo que llamamos construir un imperio. No te centras en construir un producto; te centras en construir un imperio. Eso lleva a un 'falso trabajo' y a una hinchazón innecesaria".

Además de la estructura de incentivos que lleva los proyectos a ninguna parte, los empleados afirman que los altos cargos no supervisan la gestión de estos imperios. En muchos casos, los ejecutivos son ajenos al valor del trabajo que se les presenta. Algunos ejecutivos incluso han admitido que parece haber pocos incentivos para hacer frente a la hinchazón de la empresa.

El ex CEO de Slack, Stewart Butterfield, dijo a Bloomberg que, sin obstáculos financieros, los directivos tenían motivos para seguir contratando. "Cuanta más gente dependa de ti, mayor será tu prestigio y tu poder en la organización", afirma.

Para asegurar sus feudos, los directivos suelen presentar proyectos creados por ellos mismos que, en última instancia, su contribución a los beneficios de la empresa puede ser nula, pero las vistosas presentaciones y demostraciones asociadas a los proyectos a menudo conducen a un ascenso y a un buen aumento de sueldo para la persona que dirige el trabajo.

En este sentido, un antiguo directivo de Salesforce afirmó que, en los últimos años, la empresa se había llenado de mandos intermedios y estructuras de poder que absorbían recursos pero dificultaban la realización de tareas sustanciales.

"Para intentar hacer algo en esa organización se necesitan 40 personas alineadas", dijo el antiguo empleado a Business Insider, definiendo su trabajo como "hacer presentaciones de diapositivas, dar discursos y tener un calendario muy completo que muestra que tienes muchas reuniones".

El futuro del trabajo en las tecnológicas

Como cuenta el citado artículo, en el último año, las empresas tecnológicas han dejado muy claro cómo piensan enfrentarse al “falso trabajo”: con despidos.

En casi todos los anuncios de despidos (los de Amazon, Microsoft, Google, Salesforce, Twitter y otros), los ejecutivos se han centrado en la necesidad de ser más eficientes. Tras anunciar la primera ronda de recortes de plantilla de la empresa el año pasado, el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, declaró que 2023 sería el "año de la eficiencia". Otros CEO tecnológicos, como Sundar Pichai de Alphabet, también han hablado de “aumentar la productividad” de sus empresas.

Algunas grandes tecnológicas también han dado muestras de querer poner coto al trabajo administrativo. En septiembre, Google comunicó a sus empleados que reduciría las "reuniones redundantes" y les pidió que elaboraran agendas más sólidas y específicas. En enero, Zuckerberg dijo a sus empleados que no podía seguir tolerando una estructura empresarial de "directivos dirigiendo a directivos", según informó el boletín Command Line.

No obstante, aunque muchas grandes corporaciones han hecho hincapié en la necesidad de una mayor "eficiencia" en los últimos seis meses, en general también han restado importancia a las preocupaciones sobre sus culturas laborales.

El portavoz de Amazon, Brad Glasser, rechazó la idea de que el “falso trabajo” sea la tónica y argumentó que no "refleja la experiencia de la mayoría de los empleados”. Greg Selker, director gerente de la empresa de consultoría y búsqueda de directivos Stanton Chase, cree que el fenómeno del falso trabajo ya está llegando a su conclusión natural. “Las empresas más inteligentes que contrataron en exceso ya han sufrido una importante sangría, mientras que otras pronto se darán cuenta de que tienen que hacer lo mismo”, afirmó.

Pero no todos los expertos están convencidos. Algunos dicen que estas empresas tendrían que hacer cambios más drásticos en la cultura si quisieran deshacer años de "falso trabajo". Abordar el problema de la sobrecarga y la mala gestión requiere algo más que unos cuantos despidos. Una comunicación eficaz, unos incentivos adecuados y una estructura definida que diferencie claramente las funciones de cada puesto podrían ayudar a resolver el problema.

Fuente: Business Insider